La listeriosis es una infección provocada por la bacteria Listeria monocytogenes que puede ocurrir en las embarazadas, neonatos, y pacientes con el sistema inmune comprometido (como ancianos, enfermos de SIDA, diabéticos, etc.), pudiendo ser grave o difícil de controlar en muchos casos.
La Listeria monocytogenes es peligrosa cuando se encuentra en los alimentos.
Los casos de brotes de listeriosis siempre se asocian al consumo de alimentos, la mayoría de las veces envasados, que estaban contaminados por la bacteria en cuestión (embutidos, quesos, ahumados, productos sin pasteurizar). Desde que una persona ingiere Listeria hasta que desarrolla la enfermedad pueden pasar de dos a seis semanas, lo que hace difíciles identificar exactamente cuál era el alimento que estaba contaminado.
Las personas más vulnerables a la Listeria monocytogenes son las siguientes:
- Ancianos.
- Diabéticos mal controlados o con muchos años de evolución de la enfermedad.
- Embarazadas.
- Neonatos.
- Pacientes con cáncer sólido o hematológico, tanto por el cáncer en sí mismo como por el tratamiento de quimioterapia que conlleva.
- Enfermos de SIDA.
- Pacientes en tratamiento crónico con corticoides.
- Enfermos del hígado o del riñón.
La infección por listeriosis en una mujer embarazada no tiene un cuadro clínico característico ni una gravedad considerable para la gestante. Suele ocurrir en el tercer trimestre y aparece como una enfermedad leve con fiebre no muy alta, dolores articulares y musculares, y malestar general. Se confunde con frecuencia con un cuadro viral, y pocas veces se diagnostica.
La importancia de la infección por Listeria en el embarazo va ligada al riesgo de infectar al feto a través de la placenta.
Cuando esto ocurre puede provocar un aborto por muerte fetal intra-útero, que en el último trimestre de embarazo es una situación muy dramática para la gestante y su familia. En otros casos, la Listeria provocará otras enfermedades, que se manifestarán en el bebé después del parto.
Las medidas que se deben adoptar para prevenir la listeriosis o infección por Listeria son:
- Las personas que presenten un cuadro viral no deben manipular alimentos en la industria o restaurantes, ni por supuesto en casa.
- Lávate bien las manos siempre antes de manipular alimentos. Extrema la higiene en tu cocina y en los utensilios que utilices para preparar la comida.
- Lee atentamente y sigue las instrucciones de conservación de los alimentos
- Cocina los alimentos a altas temperaturas por cualquier medio (plancha, cocción, microondas…).
- Si consumes productos crudos (tipo sushi), hazlo sólo en sitios que ofrezcan total garantía de calidad.
- Guarda la leche y derivados en el refrigerador a menos de 5ºC. La Listeria es capaz de sobrevivir a bajas temperaturas, por lo que no se debe consumir leche no pasteurizada.
- Lava bien las frutas y vegetales antes de consumirlos, especialmente los cultivados biológicamente.
- Si estás embarazada, consulta inmediatamente a tu médico si notas síntomas similares a un resfriado, dolor de cabeza, fiebre, dolores musculares, náuseas y vómitos.
El tratamiento base de la listeriosis en cualquiera de los casos es la erradicación de la bacteria del cuerpo del enfermo mediante un tratamiento antibiótico.
Los antibióticos son fármacos capaces de destruir bacterias o impedir su replicación. El primer antibiótico descubierto fue la penicilina. La Listeria monocytogenes se combate con un derivado de la penicilina, la ampicilina, que no destruye de forma directa a la bacteria, pero impide su replicación, y esto es suficiente para que se paralice la infección.
En los casos más graves, por ejemplo los que suceden en el neonato, es mejor añadir otro tipo más de antibiótico, como la gentamicina. Se pueden utilizar otros antibióticos, como por ejemplo el cotrimoxazol y, en cualquier caso, se debe comenzar con el tratamiento antibiótico aun sin tener confirmada de forma segura la infección por Listeria monocytogenes. Un problema reciente para combatir esta infección es la aparición de cepas de Listeria resistentes a los antibióticos habituales.
Además del tratamiento antibiótico, se deben tomar otras medidas con el paciente infectado de Listeria. Algunas de ellas son el control de la fiebre con antipiréticos, el control de la tensión con fármacos cardíacos, corticoides en los casos de meningitis, administración de oxígeno en los casos de sepsis, etcétera.
Es de suma importancia comenzar el tratamiento de forma precoz, ya que la supervivencia a la infección por Listeria va ligada a una intervención rápida y eficaz.