La poliomielitis puede causar discapacidad, suele ser asintomática, el virus causante de la polio vive en la saliva, mucosidad y heces de las personas infectadas. Lo que favorece su propagación y hace de las campañas de vacunación el único método de control efectivo.
La vacuna de la poliomielitis que se utiliza al día de hoy es la tipo Sabin, es decir, la oral.
Esta vacuna consiste en dejar caer unas gotas en la boca de los niños; esta dosis debe repetirse pasados unos meses para que la vacuna sea completamente efectiva. Concretamente la dosis se debe inocular por primera vez a los dos meses de vida, luego a los cuatro meses, a los seis-12 meses, y una última dosis de refuerzo a los cuatro-seis años de edad.
Los síntomas y signos clínicos son poco específicos, por lo que es difícil llegar al diagnóstico de poliomielitis si un niño acude al médico en la etapa subclínica de la infección. En cualquier caso, el dato más importante para sospechar la presencia de la enfermedad es no haber vacunado al niño correctamente. Si un niño está bien vacunado contra la poliomielitis, el riesgo de contraerla es nulo y nunca tiene por qué ser una posibilidad diagnóstica.
En un 0,5-1% de los casos la poliomielitis provoca parálisis del sistema nervioso, que puede ser más o menos extensa, causando debilidad o atrofia muscular y en ocasiones deformidades.
La polio no tiene ningún tratamiento efectivo, tan sólo se puede esperar a que la enfermedad pase y que las secuelas que deje sean las menos posibles, siempre y cuando el cerebro y la médula espinal no hayan sido afectados.
En los casos más graves de la poliomielitis, la parálisis puede ser permanente o, incluso, el virus puede llegar a causar la muerte al paralizar el diafragma del afectado y provocar fallos respiratorios.
El único método de control de la enfermedad es la vacunación.
La transmisión del virus de la polio utiliza la misma vía que cualquier otro enterovirus: el contacto ano-mano-boca. Es decir, el virus se elimina principalmente por las heces o saliva, que pueden entrar fácilmente en contacto con la mano, y así se pasa de persona en persona. Un método para evitar la propagación de la poliomielitis es mantener unas medidas correctas de higiene, con un lavado frecuente de las manos, un control de los desperdicios, evitar el abono orgánico humano en los cultivos, etc.