Descubre la importancia de cuidar tus uñas más allá de la estética y aprende cómo mantenerlas fuertes, humectadas y libres de infecciones.
Las uñas protegen la parte más sensible de nuestros dedos. Además de su función protectora, ayudan a ejercer más presión al tocar. Asimismo, facilitan la manipulación de objetos. Asimismo, las de los pies ayudan a mantener el equilibrio al caminar.
Mantener tus uñas limpias y bien cuidadas, más que una cuestión estética, evita que sean portadoras de hongos o bacterias. De esta manera, evitarás que desencadenen enfermedades.
Unas uñas mal cuidadas pueden provocar infecciones. Lávate las manos, esto te protege de los gérmenes y también protege a las personas de tu familia.
En el lado más emocional, se relacionan con la necesidad de defendernos. Por ello, pueden rayar, cortar y desgarrar. Asimismo, pueden utilizarse como una herramienta práctica para rascar.
Según los expertos: las uñas cortas son más elegantes que las de gran tamaño. Sin embargo, los colores lucen mucho mejor con las uñas largas.
Practica una buena higiene de las uñas:
- Mantén tus uñas secas y limpias.
- Mantenerlas cortas previene infecciones y bacterias.
- Lávate las manos con agua tibia y jabón suave.
- Usa tijeras de manicura o cortaúñas afilados.
- Aplica una capa protectora.
- Usa una crema humectante.
- Mantenerlas Hidratadas al igual que las cutículas.
- Debes evitar la exposición a químicos como limpiadores y solventes, que son dañinos.
Si notas manchas blancas en la superficie de tus uñas, límalas, remójalas en agua, sécalas y aplica una crema o loción medicinal, como la terbinafina.
Para desinfectar de forma segura las uñas acrílicas, se puede usar un desinfectante de manos a base de alcohol.
Manicuras y pedicuras constantes nos ayudan a eliminar células muertas de la piel, mejorar la circulación y tener una piel hidratada y suave.
Biotina (vitamina B7). Esta es la vitamina más conocida que se utiliza para promover uñas saludables. Al hacerlo, ayuda a fortalecerlas y evitar que se vuelvan quebradizas. De hecho, se encuentra en alimentos como huevos, nueces, pescado, aguacates y vegetales de hojas verdes.
No cortarlas puede provocar que crezcan hacia la piel circundante, lo que puede causar dolor, hinchazón e infección.
A través de las uñas, se pueden ver pistas sobre el estado de salud general por su color, forma y textura.
Por ejemplo:
Las uñas sanas suelen ser lisas y de color uniforme, sin manchas ni decoloraciones.
Las amarillas pueden revelar diversas enfermedades, como micosis y hongos específicos. En casos graves, también indican afecciones como psoriasis, VIH y enfermedades renales, entre otras.
Líneas verticales: pueden indicar uñas débiles y también están vinculadas a problemas nutricionales y genéticos.
Líneas horizontales: indican un crecimiento saludable de las uñas. También hacen referencia al desgaste natural por el paso del tiempo.
La leuconiquia corresponde a vetas o manchas blancas, muchas veces debidas a medicamentos o enfermedades.
En definitiva, nuestras uñas son más que belleza. Son una ventana a nuestra salud general y reflejan nuestro bienestar. Por eso, mantenerlas sanas, fuertes y con un brillo natural es fruto de una buena alimentación, un cuidado adecuado y unos hábitos saludables.