La colitis ulcerosa es una enfermedad inflamatoria del tubo digestivo.
El sistema inmunológico afecta progresivamente el intestino grueso desde su porción más cercana al ano, el recto, hasta su inicio, el ciego. El resto del tubo digestivo no está afectado en la colitis ulcerosa, al contrario que en la enfermedad de Crohn. Aunque la colitis ulcerosa afecta principalmente al intestino grueso, la enfermedad puede comprometer a muchas otras partes del cuerpo, haciendo así más difícil su control.
Actualmente no están claras las causas por las que se produce la colitis ulcerosa. Se ha encontrado una relación con genes del cromosoma 6 que se encargan de la formación del sistema inmune. Pero nacer con esta predisposición genética no es suficiente para desarrollar la enfermedad, debe haber algo que la inicie. Durante los últimos años se ha intentado relacionar la colitis ulcerosa con varios factores del entorno, aquí algunos de ellos:
- Alergias.
- Estrés.
- Infecciones.
- Contaminación ambiental.
Los síntomas más frecuentes presentados en quienes padecen la enfermedad son:
- Anemia.
- Fiebre.
- Cansancio severo.
- Pérdida de peso.
- Pérdida del apetito.
- Hemorragia rectal.
- Llagas en la piel.
- Dolor en las articulaciones.
- Problemas de crecimiento en niños.
- Diarrea.
- Dolor abdominal.
Los médicos utilizan pruebas de sangre, pruebas de heces, la colonoscopía y pruebas de imagen para diagnosticarla.
El pronóstico de la colitis ulcerosa ha mejorado mucho estos últimos años gracias al descubrimiento de nuevos fármacos y se espera que en el futuro se pueda controlar todavía mejor.
El seguimiento de esta enfermedad es de vital importancia para conseguir una buena calidad de vida entre los brotes de esta enfermedad y cuando existe sintomatología.
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