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La osteomielitis es una infección en los huesos originada por bacterias, que puede ser aguda o crónica.
Es una infección ósea que se suele producir por bacterias de las llamadas piógenas (que producen pus), pero también puede deberse al bacilo de la tuberculosis o, más raramente, a hongos. Puede ser aguda –aquella que evoluciona en menos de dos semana– o crónica –la que evoluciona en más de cuatro semanas, o que no responde al tratamiento antibiótico y requiere cirugía para su curación. La osteomielitis es más frecuente en personas con enfermedades crónicas o presencia de material extraño en el hueso (por ejemplo, tras una intervención quirúrgica, o por un traumatismo sucio).
El dolor en el hueso afectado y la fiebre son los síntomas más frecuentes. La osteomielitis crónica también es producida por bacterias gram positivas como el estafiloco o ciertos estreptococos en los casos de presencia de prótesis articular, por Pseudomonas en el pie diabético, y por bacterias anaerobias en las mordeduras, fracturas abiertas con heridas sucias, o en la isquemia.
Síntomas en la zona afectada: tumefacción de las partes blandas, dolor local intenso, limitación de la movilidad de la extremidad afectada, y enrojecimiento de la zona. La celulitis (infección o inflamación de la piel y el tejido celular subcutáneo) puede estar asociada a la osteomielitis en algunos casos. De hecho, la celulitis recurrente puede ser un signo de alarma de una osteomielitis subyacente. Adicionalmente, puede aparecer fiebre asociada con escalofríos, malestar general, e incluso pérdida de peso.
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