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Se denomina bocio al aumento de tamaño del tiroides, que es una glándula endocrina situada en la parte anterior del cuello, por debajo y a los dos lados de la tráquea y de la parte posterior de la laringe.
Su función es la síntesis de hormona tiroidea, que desempeña un papel importante en la regulación del metabolismo.
El bocio es más frecuente en las mujeres, probablemente por la mayor prevalencia de enfermedades autoinmunes y el aumento de las necesidades de yodo en la gestación y de estrógenos durante la adolescencia. Por último, hay que recalcar que el tiroides aumenta de tamaño con el paso de los años, de tal modo que sobre la octava década de la vida muchas personas tienen bocio por la presencia en el tiroides de uno o varios nódulos tiroideos.
Conceptos relacionados con el aumento de tamaño del tiroides:
- Bocio simple: aumento del tamaño de la glándula tiroides que no se acompaña de hipertiroidismo, hipotiroidismo, proceso neoplásico (cáncer), inflamatorio o autoinmune. También se llama bocio no tóxico o normofuncionante.
- Nódulo tiroideo: es toda masa del tiroides de consistencia distinta a la glándula normal. Un nódulo tiroideo puede aparecer por muchas enfermedades diferentes, desde patologías benignas sin mayor trascendencia hasta cáncer de tiroides.
- Bocio nodular tóxico: agrandamiento del tiroides debido a la presencia en éste de varios nódulos, los cuales, además, producen un exceso de hormona tiroidea. El bocio nodular tóxico crece a partir de un bocio simple, y se presenta con mayor frecuencia en personas de edad avanzada.
En las zonas endémicas la prevalencia es mayor (más del 10% de la población tiene bocio, debido generalmente a un déficit de yodo).
La prevención del bocio, los requerimientos mínimos de yodo para reponer las pérdidas urinarias. La OMS recomienda la ingesta de 100-150 microgramos al día o incluso 200 microgamos al día durante el embarazo o lactancia para prevenir trastornos producidos por el déficit de yodo. El contenido de yodo de los alimentos en general es bajo, siendo el pescado y la leche los más ricos en esta sustancia. Por eso, una opción puede ser por ejemplo consumir pescado de mar entre 2 y 3 veces por semana. No obstante, en países desarrollados la principal fuente de yodo es la sal.
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