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El cáncer de ovario es una enfermedad en la cual las células malignas que provocan el tumor se forman en los tejidos de los ovarios o las trompas de Falopio y crecen de forma anómala y se multiplican formando un tumor.
El cáncer ovárico es la primera causa de muerte por cáncer en el aparato reproductor femenino, aunque no es el más frecuente (es el 7º); y la sexta causa de fallecimiento por cáncer en la mujer. Este cáncer lo padece una de cada 70 mujeres, se presenta con mayor frecuencia en la posmenopausia, entre los 65 y los 80 años de edad y el pronóstico, como en todos los cánceres, es peor cuanto mayor es el estadio (grado de desarrollo de la enfermedad) del mismo.
Cuando hablamos de cáncer de ovario se pueden distinguir diversos tipos de tumores. A continuación se relacionan algunos de los más comunes: Tumores epiteliales, Germinales, Tumores de los cordones sexuales-estroma, Tumores secundarios.
Los síntomas del cáncer de ovario más frecuentes son:
- Hinchazón abdominal.
- Dolor abdominal.
- Hemorragia vaginal irregular, que aparece fuera del periodo menstrual.
- Estreñimiento, gases, fuerte micción.
- Náuseas y vómitos.
- Pérdida de apetito.
- Disminución o aumento inexplicable de peso.
- Dolor de espalda.
- Síndrome constitucional (cansancio, pérdida de peso…) en tumores con gran crecimiento y que se encuentran en estadios avanzados.
Pueden aparecer complicaciones como: ascitis (acumulación de líquido en la cavidad abdominal), torsión, rotura, obstrucción intestinal, diseminación del cáncer a otros órganos, infección…
El diagnóstico definitivo del cáncer de ovario se establece mediante el estudio de los tejidos afectados, pero la historia clínica, las técnicas de imagen y los marcadores séricos orientan (muy fielmente en algunos casos) acerca del diagnóstico.
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