La neoplasia es la formación anormal de un tejido de carácter tumoral, llamada también tumor o cáncer; es decir, cualquier crecimiento descontrolado de células o tejidos anormales en el organismo.
Hay dos tipos de neoplasia pueden ser benignas (no cancerosas) o malignas (cancerosas). En el caso de las benignas, estas a veces crecen mucho, pero no se diseminan, ni tampoco invaden los tejidos cercanos ni otras partes del cuerpo. Se produce de forma independiente al resto de tejidos. La neoplasia puede ser asintomática sobre todo si es benigna o generar alteraciones en el organismo.
Una neoplasia maligna puede crecer rápidamente, diseminarse y causar daño en el cuerpo. Además, puede hacer metástasis, es cuando las células cancerosas se diseminan por todo el cuerpo, puede volver después de la extirpación quirúrgica e invade y destruye los tejidos circundantes.
Neoplasias benignos hay cuatro tipos: Papiloma: masa más protuberante en la piel por ejemplo, un quiste. Adenoma: tumor que crece en las glándulas y en torno a las mismas. Lipoma: tumor en un tejido adiposo. Osteoma: tumor de origen en el hueso.
Se diagnostican a través de unas pruebas de laboratorio, incluyen exámenes de sangre o muestras de tejido para detectar la presencia de marcadores tumorales. Cuando hay un tumor maligno presente en nuestro organismo, incluso cuando aún no se han presentado síntomas visibles, se producen cambios en la estructura sanguínea. Los glóbulos rojos permutan constantemente en las personas sanas pero, ante la presencia de una anomalía cancerosa, esto se produce en mayor medida.
Lo que provoca la Neoplasia es la exposición excesiva a la luz solar, el consumo excesivo de alcohol, no consumas tabaco, toxinas ambientales como hongos venenosos y un tipo de tóxico que puede formarse en las plantas de cacahuete (aflatoxinas). Problemas genéticos.
Sintomas:
• Pérdida de peso sin causa aparente;
• Tos persistente;
• Fiebre;
• Dolor al orinar u orina oscura;
• Cansancio intenso;
• Surgimiento de nódulos, en especial en la mama
• Aparición de manchas en la piel.
Los tratamientos más comunes son la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia. Las opciones más recientes incluyen la terapia dirigida, la inmunoterapia y la terapia hormonal láser entre otras.
Se recomienda en éstos casos: Llevar una dieta saludable, mantener un peso saludable y hacer actividades físicas. Consumir muchos frutos rojos como: arándanos, frambuesas, grosellas, por el contenido de compuestos antioxidantes como polifenoles que reducen y reparan el daño a las células, además de ser ricas en vitamina C.
Debe evitar consumir lo siguiente:
Ahumados, las grasas, exceso calórico, café, alcohol, edulcorantes artificiales, colesterol y sales biliares, conservantes alimentarios, nitratos, nitritos y nitrosaminas.
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