Si los niveles de glucemia son muy altos o muy bajos pueden dar lugar a complicaciones agudas que hay que tratar de resolver de forma rápida.
Los niveles de glucemia elevados y mantenidos durante mucho tiempo provocan daño en las arterias de todo el cuerpo, y a largo plazo deterioran y alteran diversos órganos, especialmente ojos, riñones, nervios, corazón y otros vasos sanguíneos.
En las fases iniciales de la enfermedad puede no haber síntomas de la diabetes.
La glucosa es una fuente importante de energía para la mayoría de las células del cuerpo.
En la actualidad, se reconocen 4 tipos de diabetes: la de tipo 1 y la de tipo 2. Diabetes Gestacional y otros de tipo genético.
- Diabetes tipo 1: típica en edades tempranas comprendidas entre los 30-40 años. En su tratamiento suele necesitar casi siempre insulina.
- Diabetes tipo 2: es la más frecuente, generalmente se da en personas obesas y de edad más avanzada. No siempre necesita insulina, sobre todo en las fases tempranas de la enfermedad, y puede controlarse con dieta y fármacos antidiabéticos.
- Diabetes gestacional: el embarazo es una situación que favorece el mal control del azúcar en sangre y que puede derivar en una diabetes gestacional. Por esta razón, aproximadamente en la semana 28 de gestación se realiza un test especial a todas las embarazadas, para evaluar si existe diabetes. Aunque en general se retorna al estado no diabético tras el embarazo, se genera un riesgo a padecer una diabetes franca al cabo de los años.
- Otros tipos específicos de diabetes: aquellas provocadas por algunos defectos genéticos de las células beta, defectos genéticos en la acción de la insulina, enfermedades de la función exocrina del páncreas como la fibrosis quística, y aquella secundaria al uso de algunos medicamentos.
Los Síntomas de alerta de la Diabetes frecuentes son:
– Poliurina (orinar mucho).
– Polidipsia (Sensación excesiva de sed).
– Cansancio y somnolencia.
– Reducción de la agudeza visual.
– Pérdida de peso.