La clamidiasis es una enfermedad de transmisión sexual muy frecuente producida por una bacteria que se llama Chlamydia trachomatis. Es muy frecuente que la persona infectada no tenga síntomas y que la infección pase desapercibida. El problema es que se contagia a otras personas aunque no produzca síntomas.

La clamidia afecta a las personas de todas las edades, pero es más común en las mujeres jóvenes.

Aunque es muy frecuente que no cause ningún tipo de síntomas, cuando aparecen, pueden ser variados en el área genital: escozor al orinar, sensación de dolor en la parte baja del abdomen o la pelvis, inflamación del testículo en los hombres, y flujo vaginal anormal o coito doloroso en las mujeres. También puede afectar al recto, a la boca, la garganta o los ojos (en forma de conjuntivitis).

Si la infección por clamidia no se diagnostica ni se trata, puede provocar complicaciones y secuelas como la enfermedad inflamatoria en las mujeres, y a largo plazo infertilidad o embarazos ectópicos; las posibles secuelas que pueden aparecer en los hombres son la infertilidad y la prostatitis crónica.

Hay tratamientos de antibióticos eficaces para la clamidia, que se para el paciente afectado y sus parejas sexuales. Se puede diagnosticar de forma relativamente sencilla con unas cuantas preguntas sobre la salud sexual de la persona y sus síntomas, realizando posteriormente un análisis del exudado uretral o cervical. Además se pedirían análisis de sangre para comprobar que no haya presencia de otras enfermedades de transmisión sexual.

Frecuentemente curar la clamidia es fácil, con tan solo tomar una dosis de medicamento, sin embargo hay otros tratamientos para la clamidia que duran 7 días.

La única manera de saber con certeza si tienes clamidia es efectuarse un examen, independientemente de si tienes síntomas o no.

Existen tres tipos de clamidias patógenas para el hombre: Chlamydia trachomatis, C. psittaci y C. pneumoniae.

La mujer en caso de un embarazo y tiene la infección por clamidia, puede transmitir la enfermedad a su bebé durante el parto, lo que pudiera originar al bebé  una infección en los ojos o neumonía.

Para evitar el contagio entre parejas de esta enfermedad deben protegerse de la siguiente manera:

  • Tener una relación mutuamente monógama a largo plazo con una pareja y que haya tenido resultados negativos para las pruebas ETS;
  • Usar condones de látex y diques dentales para tener relaciones sexuales.