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La insuficiencia renal crónica es la pérdida de las funciones del riñón que vienen reflejadas como un deterioro progresivo, durante más de tres meses, y generalmente irreversible, del filtrado glomerular por debajo de 60 ml/min/1.73 m2.
El diagnóstico de la insuficiencia renal crónica se basa en las manifestaciones clínicas que presenta el paciente, así como en las alteraciones que se pueden apreciar en los análisis de sangre, que consisten en: Un aumento de la urea por encima de 40 mg/dl y un aumento de la creatinina por encima de 1,2 mg/dl.
Las características del síndrome de insuficiencia renal crónica son:
- Una función renal reducida, debido a la disminución en el número de nefronas (unidad funcional básica del riñón).
- Un deterioro funcional del riñón.
- Una situación funcional estable durante semanas o meses, pero que presenta un empeoramiento progresivo.
Se establecen cinco fases de la enfermedad renal crónica, definidas por el filtrado glomerular, siendo el estadio final un filtrado menor de 15, suponiendo la necesidad de diálisis por ausencia casi total de cualquier funcionamiento de los riñones.
Las enfermedades más frecuentes asociadas al desarrollo de la enfermedad renal crónica son:
- Diabetes. Esta enfermedad puede provocar una alteración en los riñones que constituye la principal causa de fallo renal crónico.
- Glomerulonefritis: son otras causas de la ERC, a veces hereditarias como en el síndrome de Alport, otras por virus como los de hepatitis B y C o el VIH, otras por enfermedades por depósito como el mieloma o la amiloidosis.
- Vasculitis: son procesos autoinmunes que atacan especialmente a los vasos sanguíneos que nutren vísceras como el riñón, destacando el lupus, granulomatosis de Wegener, Goodpasture, etc.
- Poliquistosis renal.
- Trasplante renal y los tratamientos asociados como la ciclosporina o el tacrolimus.
- Fármacos: en especial el uso crónico de antinflamatorios no esteroideos y algunos antibióticos.
Algunos factores de riesgo para el desarrollo a largo plazo de insuficiencia renal crónica. Los más conocidos son:
- Hipertensión arterial y alteraciones vasculares.
- Dislipemias (altos niveles de colesterolo triglicéridos en la sangre).
- Antecedentes familiares.
- Litiasis o piedras en los riñones o en uréteres.
- Obstrucciones del sistema urinario, benignas o malignas.
- Edad por encima de 65 años.
- Tumores.
- Infecciones como las sepsis.
Para mantener la salud de los riñones y evitar la aparición de insuficiencia renal es importante seguir una dieta equilibrada, beber diariamente entre 1,5 y 2 litros de agua, reducir el consumo de alcohol, y realizar ejercicio con regularidad.
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