La insulina se administra en el tejido subcutáneo, situado entre la piel y el músculo, donde se queda depositada y desde donde se va absorbiendo lentamente. Se debe evitar inyectar la insulina en el interior de la piel (inyección intradérmica), ya que resulta muy doloroso. También se debe evitar inyectarla en el músculo, debido a que cambia la velocidad de absorción de la insulina, lo que aumenta la variabilidad glucémica y da lugar a más hipoglucemias y a hipoglucemias inexplicables.
La forma más común de inyectar insulina es con una jeringa. Este tipo de inyección se llama inyección en el tejido subcutáneo o inyección subcutánea.
Para asegurar una punción adecuada de insulina se deben tener en cuenta varios factores:
- Elegir las zonas de punción adecuadas y establecer un buen patrón de rotación de zonas.
- Evitar inyectarse en zonas con lipodistrofia y en cicatrices.
- Coger pliegue cutáneo o pellizco con los dedos índice y pulgar de manera adecuada.
- Contar 10 segundos una vez inyectada la insulina, con el fin de esperar un tiempo prudencial antes de retirar la aguja y evitar el reflujo de la insulina.
- Elegir una aguja de longitud adecuada.
- Evitar la reutilización de las agujas.
Las jeringas vienen en diferentes tamaños. A lo largo del tiempo las jeringas han cambiado tanto en la longitud como en el grosor de las agujas, que han conllevado la modificación de los criterios para escoger la aguja adecuada. Actualmente hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Menor grosor, menor dolor: Las agujas que menos duelen son las que tienen 31G y 32G de grosor.
- Adaptar la aguja de insulina al grosor de la piel: La piel de los niños es ligeramente menos gruesa que la de los adultos. En personas muy delgadas y jóvenes, las inyecciones intramusculares se producen con más frecuencia si se usan agujas largas. Por tanto, las agujas más cortas que existen en el mercado actual, de 4 mm de longitud, atraviesan de forma fiable la piel de todas las personas, tanto de niños como de adultos, de manera que la insulina llega sin problemas a la grasa subcutánea.
- Las agujas más cortas son mucho más seguras, se toleran mejor y son menos dolorosas.
- Las agujas adecuadas deberían medir como máximo 6 mm de longitud.
- La longitud más corta para pluma o bolígrafo es de 4 mm y la de jeringuilla es de 6 mm, ya que debe atravesar el tapón del vial de insulina.
- El dolor que sienten las personas que se inyectan insulina depende de la dosis de ésta, del sitio de inyección, de la cantidad de tejido graso debajo de la piel y de otros factores. Muchos pacientes prefieren agujas pequeñas, pues les parecen más cómodas. Aun así, muchas otras personas, prefieren la aguja larga por sentirla más cómoda.
- Las jeringas son el método más común para la inyección de insulina por muchas ventajas.
- Las jeringas son la forma más económica para inyectarse insulina, son fáciles de utilizar y aprender cómo utilizarlas también es muy fácil.
- Si necesita inyectarse dos tipos de insulina, las puede mezclar en la misma jeringa y vienen en diferentes tamaños, con diferentes largos y anchos de aguja. Además son seguras y tienen pocas partes movibles.
Es importante a la hora de desechar las jeringas de insulina, tomar en cuenta lo siguiente para hacerlo de forma segura:
- Corte la aguja de la jeringa para que nadie más pueda usarla, pero no utilice tijeras, ya que la aguja puede salir volando y causarle daño a alguien o perderse.
- Puede utilizar dispositivos con tapas para las agujas.
- Tal vez en su localidad existan normas para desechar residuos médicos.
- Cuando viaje, lleve a casa sus jeringas usadas. Para trasportarlas, empáquelas en un recipiente resistente para que la aguja no pueda pinchar.
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