Morimoto y su equipo lograron incorporar músculos en un robot “bio híbrido” en una especie de “pares antagónicos”, casi como un movimiento de espejo, para lograr un movimiento de 90 grados. La estructura robótica sobre la que instalaron un par de músculos funcionales incluía una articulación giratoria, anclajes donde los músculos podían unirse, y electrodos para proporcionar el estímulo para inducir la contracción muscular.

Para la parte muscular del robot, en vez de extraer un músculo ya formado en un cuerpo humano, el equipo de ingenieros y biólogos creció uno de cero. Para esto, utilizaron láminas de hidrogel que contenían células precursoras musculares llamadas mioblastos, agujeros para unir estas láminas a los anclajes del esqueleto del robot y bandas para alentar a las fibras musculares a formarse de forma alineada.

El equipo también probó los robots en diferentes aplicaciones, incluyendo recoger algo del suelo, colocar un anillo y tener a dos robots biohíbridos trabajando al unísono para recoger un marco cuadrado. Los resultados mostraron que los robots podían realizar bien estas tareas.

Estas y otras innovaciones ahora son posibles en Pharmamedic.