En épocas de agitación, en las que grandes poblaciones se ven afectadas por factores que están fuera de su control, los esfuerzos de toda la comunidad para mantener la situación bajo control pueden tener un efecto emocional y psicológico duradero. En esta característica especial, nos fijamos en los aspectos psicológicos de la gestión de desastres.
Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que el nuevo brote de coronavirus se había convertido en una pandemia, los países de todo el mundo han estado trabajando duro para contener la propagación del virus a nivel local.
Aunque tales medidas han ayudado a frenar la propagación del nuevo coronavirus, una creciente sensación de aislamiento y ansiedad derivada de la situación ha estado afectando la salud mental de las poblaciones de todo el mundo.
Todos estos aspectos de la gestión de desastres deben incluir disposiciones para salvaguardar la salud física, el acceso a la atención primaria y los recursos, y el apoyo económico.
Pero hay un tema más que los planes de preparación, respuesta y recuperación deben tener en cuenta: el impacto psicológico de los desastres.
Desastres y su impacto psicológico.
Se da por sentado que los desastres, ya sean de origen natural, como terremotos e inundaciones, creados por humanos, como guerras o debido a una pandemia, tendrán un profundo impacto psicológico en las comunidades de todo el mundo.
Finalmente, en una sesión informativa oficial, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de las Naciones Unidas (ONU) enfatiza que las personas deben buscar apoyo en salud mental y brindar solidaridad a sus pares. También es vital para los gobiernos y las organizaciones fortalecer los apoyos de salud mental en todos los niveles.
En su informe, que se centra en el contexto de la pandemia actual, la OCHA señala que:
- debe haber una defensa generalizada de servicios de salud mental seguros y apropiados
- debe haber apoyo comunitario
- La atención básica de salud mental individual (proporcionada por el médico de una persona, por ejemplo), así como la atención de salud mental más especializada (proporcionada por un terapeuta), debe estar disponible