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El desgaste de la articulación que une el dedo pulgar de la mano con la muñeca da lugar a la rizartrosis o artrosis del pulgar, frecuente en los mayores de 65 años.

La articulación trapeciometacarpiana, la cual se encuentra en el dedo pulgar y le une con la muñeca, la degeneración articular en esta zona surge entre la base del primer metacarpiano y el hueso trapecio de la muñeca, y es lo que se conoce como rizartrosis. El hecho de que la rizartrosis surja en las manos conlleva que repercuta negativamente en muchas de nuestras tareas cotidianas. Esta enfermedad reumática reduce la calidad de vida de la persona que la padece. Con el fin de evitar que la degeneración siga avanzando es importante acudir al médico ante estos síntomas de alerta de la artrosis del pulgar: Dolor en la base del dedo pulgar (es el primer síntoma que surge y el más significativo. Puede aparecer solo en una mano, o en las dos, y se acentúa cuanto más se utiliza la articulación, mientras que se reduce cuando se mantiene en reposo).

La artrosis y la rizartrosis, pueden surgir por motivos genéticos. Existen otras causas más comunes que pueden originar el desgaste de la articulación del pulgar:

  • El envejecimiento: la artrosis es una enfermedad que surge en la mayoría de los casos en personas mayores de 65 años, ya que el paso de los años acentúa el desgaste de las articulaciones.
  • Ser mujer: como ocurre con un elevado número de enfermedades reumáticas, la rizartrosis es más común entre las mujeres. Esto puede deberse a que los desequilibrios hormonales y la menopausia pueden acelerar el desgaste articular.
  • Malos hábitos de vida: llevar un estilo de vida sedentario, presentar sobrepeso, fumar, y no seguir una dieta equilibrada rica en vitaminas y minerales, favorecen la aparición de la artrosis.
  • Repetición de movimiento: especialmente las personas que desempeñan o han desempeñado trabajos en los que realizaban continuamente el movimiento de pinza, o trabajos manuales en los que se necesita hacer fuerza con las manos, tienden a presentar esta degeneración.
  • Padecer otras enfermedades: las personas que tienen artritis reumatoide o el síndrome del túnel carpiano, son más propensas a la rizartrosis.

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Aunque no es una enfermedad maligna, puede afectar a la calidad de vida del paciente al impedirle realizar ciertas acciones cotidianas como por ejemplo:

  • Coger un vaso, una botella, una jarra, u otro tipo de objeto ancho o pesado.
  • Abrir un bote, una lata, el tapón de los brick de leche, etcétera.
  • Agarrar una plancha o una escoba, o escurrir la fregona o una bayeta.
  • Cortar con tijeras, y tender la ropa con pinzas.
  • Abrir una puerta con pomo, agarre muy duro, o con cerradura, al no poder girar la llave.

Ningún tipo de artrosis se puede curar, ya que se trata de un proceso degenerativo y no hay soluciones que permitan recuperar el cartílago articular que ya se ha perdido. Por esta razón, el tratamiento de la rizartrosis se centra en reducir el dolor y evitar que la degeneración continúe progresando. Y para ello se puede recurrir a: Tratamiento farmacológico: con el uso de analgésicos, antiinflamatorios o corticoides. Tratamiento no farmacológico: el uso de órtesis y férulas ayuda a que la articulación esté en reposo, lo que reduce el dolor.

Por otro lado, gracias a la fisioterapia se puede recuperar movilidad y fuerza, y reducir la rigidez de la zona; mientras que con terapia ocupacional se puede frenar la degeneración, enseñando a la persona afectada a realizar los movimientos de tal forma que no cargue las articulaciones, y usando herramientas de apoyo para ejecutar las acciones mecánicas que más comprometen a la articulación.

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