Lo más común es la aparición de un conjunto de síntomas que se conoce con el nombre de dispepsia biliar:
- Flatulencias.
- Mala digestión de las grasas.
- Estreñimiento.
- Digestiones pesadas.
- Cefalea.
La litiasis biliar afecta sobre todo a mujeres obesas, multíparas, o que han tomado la píldora anticonceptiva, aunque también se asocia a dietas ricas en grasas y azúcares y pobres en fibra vegetal.
El papel de la bilis es el de facilitar la digestión de las grasas.
La vesícula biliar es un órgano pequeño y hueco que se sitúa por debajo del hígado. Forma parte del aparato digestivo y se encarga de almacenar y concentrar la bilis. Tiene forma de pera; de su parte superior sale el conducto cístico (tubo que sale de la vesícula llevando la bilis en dirección al intestino), que se une más adelante con un conducto hepático (procedente del hígado), desembocando ambos en el denominado conducto colédoco. Desde ahí, el contenido de la vesícula biliar se vierte en el duodeno (parte anterior del intestino delgado), al que pasa mediante la ampolla de Vater. La expulsión de la bilis es inducida por la ingesta de alimentos, especialmente si los mismos son ricos en grasas.
Hay dos clases de cálculos biliares, resultado del fallo en distintos procesos metabólicos:
Cálculos de colesterol
Aparecen a causa de fallos en el metabolismo del colesterol y de las sales biliares. Están compuestos en su mayor parte por cristales de colesterol, y suponen el 75% de los casos de litiasis.
Cálculos pigmentarios
Estos se forman como consecuencia de un fallo en el metabolismo de la bilirrubina. Conforman el 25% restante de los casos de litiasis biliar. La bilirrubina es un pigmento biliar, producto de la destrucción de los glóbulos rojos. Si en el organismo se produce un exceso de bilirrubina, podrá tener lugar la formación de piedras de bilirrubinato cálcico (forma química en que se encuentra la bilirrubina en la vesícula biliar). Entre los cálculos de tipo pigmentario podemos diferenciar: Litiasis pigmentaria negra y Litiasis pigmentaria marrón.
La primera de las pruebas que se realizará a un paciente con síntomas de litiasis biliar será una ecografía. Para profundizar en el diagnóstico de la litiasis biliar o colelitiasis se realizará un análisis sanguíneo en el que se medirán los niveles de bilirrubina en sangre, y se comprobará que la función hepática es correcta.
Generalmente, como tratamiento se recurre a la cirugía para extirpar de la vesícula biliar los cálculos.
Aquellas personas que sufren los síntomas de una litiasis biliar deben controlar de forma muy estricta los alimentos que ingieren con el objetivo de ajustar el alimento al nivel de tolerancia digestiva, y prevenir complicaciones o alteraciones en la función intestinal. Para ello, es fundamental evitar las comidas muy grasas o picantes, aquellos alimentos que produzcan gases, el alcohol y tratar de incrementar el consumo de vegetales.
También es recomendable la adquisición de ciertos hábitos como masticar bien y despacio, comer porciones pequeñas, y evitar la aparición de sobrepeso.