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El trastorno bipolar, también conocido como trastorno maníaco depresivo, es una enfermedad mental que se caracteriza por la alternancia de fases depresivas y de euforia (manía), y que tiene tendencia a volverse crónica.
El trastorno bipolar afecta por igual a hombres y mujeres, a diferencia de la depresión que es más frecuente en mujeres.
Una mayor incidencia de trastornos afectivos entre las personas separadas y divorciadas, así como en aquellos que poseen un mayor nivel socioeconómico.
El trastorno bipolar puede ser hereditario, aunque no se ha identificado el defecto genético que podría causarlo. Se desconocen las causas de los trastornos afectivos, aunque se cree que son el resultado de un conjunto de factores neurobiológicos y psicosociales. Algunos factores de riesgo asociados a la aparición de la enfermedad son:
- Ritmo estacional: recaídas depresivas en primavera/otoño y recaídas maníacas en verano, lo que puede relacionarse con el clima y las horas de luz solar.
- El trastorno bipolar es el trastorno psiquiátrico que tiene mayor asociación familiar; así, hasta el 50% de los pacientes bipolares puede tener un familiar de primer grado con un trastorno psiquiátrico grave.
- Alteraciones bioquímicas en los neurotransmisores cerebrales.
- Acontecimientos vitales estresantes: suelen ser acontecimientos negativos, como la pérdida de una relación afectiva importante (muerte, divorcio, separación…) o el cambio de situación vital (despido laboral, jubilación, cambio de lugar de residencia…).
No siempre es fácil diagnosticar un trastorno bipolar, porque los síntomas a menudo se confunden con otros problemas, o se asocian a otras enfermedades que pueden coexistir con el trastorno. Por ello, es conveniente consultar con el médico si sufre alteraciones del estado de ánimo intensas y frecuentes, y sobre todo si no siempre se pueden relacionar con acontecimientos vitales agradables o desagradables, o si la reacción afectiva en su caso es desproporcionada o se prolonga en el tiempo.
Una vez diagnosticado el trastorno bipolar es muy importante seguir las siguientes recomendaciones:
- No abandone el tratamiento farmacológico que le hayan prescrito, y que siempre deberá ser controlado por un médico.
- Establezca rutinas para realizar las actividades diarias, como las comidas y el descanso, y se asegure de dormir lo suficiente.
- Aprenda a conocer la enfermedad y a distinguir los síntomas que indican las variaciones en su estado de ánimo.
- Hable con sus familiares y amigos más cercanos. Ellos también necesitan saber lo que le pasa para poder apoyarle mejor.
- Consulte a su médico sobre cualquier síntoma nuevo, o efectos secundarios relacionados con los fármacos que toma, pero no suspenda el tratamiento por su cuenta porque puede ser peligroso y agravar los síntomas.
- Pruebe otros tratamientos, como la psicoterapia, que puede ayudarle a mejorar su calidad de vida y su relación con sus seres queridos.
- No consuma alcohol ni otras drogas.
- No se automedique ni tome suplementos vitamínicos, o remedios naturales a base de hierbas, sin consultarlo antes con su médico.
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