La hernia discal es la patología neuroquirúrgica más frecuente, y es la causa más común de dolor lumbar irradiado hacia al miembro inferior. Se estima que en torno a la quinta década de la vida hasta el 40% de los hombres han podido sufrir algún tipo de lumbago y éste es una causa muy frecuente de baja laboral por incapacidad temporal.
La hernia se produce cuando el núcleo pulposo se desplaza posteriormente (protrusión discal) debido a la degeneración del anillo fibroso del disco intervertebral, llegando incluso a salir del espacio intervertebral, convirtiéndose en un fragmento libre en el canal raquídeo. Esta afección suele estar asociada a degeneración vertebral, sobreesfuerzo físico o traumatismos, y es más frecuente a partir de los 30 años.
El dolor se presenta porque el disco herniado comprime los elementos nerviosos que pasan por el canal, pudiendo producir compresión de la raíz de un nervio (radiculopatía), o una compresión de la medula (mielopatía).
La causa principal de la hernia discal es un sobreesfuerzo, con más o menos carga. Determinadas profesiones pueden predisponer a esta situación, como aquellas que obligan a cargas de peso repetidas y continuadas (mudanzas, repartidores de alimentos y bebidas, manipulación de personas con escasa movilidad, etc.).
- Movimientos repetidos con cargas más o menos grandes en los que la espalda sufra.
- Situaciones como la obesidad o el embarazo. El aumento de peso corporal de la causa que fuere origina sobrecargas en la zona lumbar que desencadena desviaciones de la columna y una presión mayor sobre los discos intervertebrales dando lugar a protrusiones o hernias, o agravando las que existieran previamente.
- Flexión o extensión repetida o brusca de la columna. Esto es frecuente hallarlo en algunas actividades deportivas.
- Género. Es una patología claramente más frecuente en los varones, quizá por su disposición física para la carga de material pesado o actividades más bruscas.
- La mayor incidencia entre los 30 y 50 años traduce una franja de edad donde se pueden presentar las causas previamente descritas, sobre todo los movimientos bruscos y la carga pesada. En el caso de las mujeres, por ser actualmente la edad reproductiva más frecuente. A pesar de que existe un componente degenerativo con el paso de los años, estos factores no se prodigan en edades avanzadas.
- Determinadas actividades que suponen vibraciones repetidas del cuerpo pueden predisponer a este padecimiento.
Una buena higiene postural, el tratamiento farmacológico y la fisioterapia suelen dar buenos resultados con la hernia discal. La cirugía está indicada en los pacientes con dolor incapacitante y rebelde al tratamiento.
El tratamiento de la hernia discal inicial debe ser conservador. Con él mejoran entre el 50% y el 90% de los pacientes. En aquellos pacientes con ciática, el reposo en cama no ha demostrado efectividad para mejorar el dolor o la incapacidad funcional.
Estas son algunas pautas básicas de ese tratamiento conservador para la hernia discal:
- Educación del paciente mediante modificaciones posturales y de la actividad para reducir los síntomas.
- Paracetamol y otros antiinflamatorios no esteroides como ibuprofeno.
- En casos concretos y durante un breve período, se pueden administrar corticoides orales como la dexametasona para favorecer el efecto antiinflamatorio.
- Relajantes musculares (opcionales y durante no más de 15 días).
- Analgésicos opiáceos opcionales.
- Reposo en cama (opcional y, en cualquier caso, no superior a 2 días).
- Favorecer la recuperación temprana de la actividad habitual (salvo trabajos manuales pesados).
Otros posibles tratamientos de la hernia discal pueden ser: fisioterapia, tracciones, ultrasonidos, calor-frío, infiltraciones de facetas articulares, estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS), bloqueos nerviosos (anestésicos y corticoides epidurales).
Indicaciones de cirugía: ¿cuándo se debe operar una hernia discal?
En algunas circunstancias es necesario recurrir a la cirugía para tratar una hernia discal:
- Fracaso del tratamiento conservador, esto es, dolor que incapacite y que no responda al tratamiento médico durante 4 semanas.
- Lesión de la raíz que provoca una pérdida aguda o progresiva de fuerza.
- Clínica que pueda sugerir lesión en la médula, como la alteración del funcionamiento de esfínteres, anestesia en la zona perineal…
- Incapacidad recidivante a pesar del tratamiento médico.
- La técnica quirúrgica de elección es la extracción de un ligamento junto con la extirpación del disco afectado; si además hay inestabilidad vertebral asociada se realizará una fijación de los niveles alterados.
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