Los niños con autismo pueden tener un comportamiento salvaje que de no ser corregido puede conducir a severos comportamiento que amenaza sus vidas que quizás requieran medidas extremas.

Las modificaciones de conductas estrictas y tempranas pueden prevenir un futuro uso de medicamentos e institucionalización.

Las causas exactas del TEA no son conocidas en este momento. Se cree que puede estar causado por una combinación de factores, incluidos los genes que heredamos de nuestros padres. No hay ninguna prueba científica para apoyar la teoría de que existe una posible vinculación entre el autismo y la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola.

Tratamiento para el autismo debe combinar varias disciplinas: conducta, desarrollo, académico y medicamentos. El tratamiento debe ser personalizado a las exigencias de cada niño en individual y debe seguir el principio general del tratar de conseguir la capacidad funcional mejor posible usando los recursos disponibles según sea el caso.

Los medicamentos para el autismo son utilizados como requerido, dirigidas a objetivos de tratamiento específicos. Hay que tener de hecho en cuenta que los niños con el autismo pueden reaccionar de improviso y diferentemente a lo esperado a cualquier medicamento usado.

Generalmente, los niños que tienen un TEA no desarrollan las habilidades sociales y del lenguaje de la misma forma que lo hacen otros niños de su edad. Como resultado, encuentran dificultades para relacionarse con otras personas. Los niños con un TEA pueden también tener comportamientos inhabituales y problemas de aprendizaje.

Los niños con autismo tienen dificultades para comunicarse e interactuar con otros. A menudo se detecta por primera vez alrededor de los dos años.

Algunos niños con autismo pueden sufrir alteraciones del aprendizaje, como dislexia (trastorno que consiste en la dificultad para el desarrollo de habilidades lingüísticas, incluyendo la lectura, la ortografía y la escritura). El autismo es más común en niños que en niñas.

Lo niños con TEA tienen tres síntomas principales que afectan a su comunicación, habilidades sociales e intereses y conocimientos. Estas características pueden variar extensamente entre los afectados.

Los primeros indicios de que su hijo tiene dificultades en la comunicación pueden detectarse:

  • Si con un año de edad no puede parlotear (decir o hacer algunas palabras sin significado y sonidos) o señalar.
  • No responde a su nombre.
  • No ha aprendido ninguna palabra con 18 meses de edad.
  • El niño puede tomar el significado de las palabras exactamente, es decir, entenderán en sentido muy literal las palabras, y no será capaz de entender bromas o sarcasmos.

Además encontrarán dificultades para leer el lenguaje corporal y las expresiones del rostro.

Los niños más mayores pueden mostrar un empleo insólito del lenguaje, y tener dificultades para comenzar conversaciones o darles continuidad. Los niños con autismo severo no pueden hablar en absoluto, pero se les puede ayudar a comunicarse de otros modos, como por ejemplo a través de signos o utilizando dibujos.

Además de los problemas que afectan a su hijo en la comunicación, las habilidades sociales, sus intereses y comportamiento, también pueden mostrar conductas como:

  • Aferrarse a las mismas rutinas continuas, y pueden enfadarse mucho si se les molesta.
  • Mostrar aprensión o especial sensibilidad a ver, oír, oler, tocar y degustar.

Muchos niños con un TEA también pueden presentar otras patologías como son trastorno por déficit de atención con hiperactividad, dispraxia (dificultad para organizar y coordinar pensamientos y movimientos) o epilepsia (un trastorno neurológico que cursa en forma de ataques).

No hay un tratamiento curativo para los TEAs, pero los niños que están afectados pueden beneficiarse de diferentes maneras a través del control de sus síntomas.

Terapias de conductuales: las terapias como el Análisis de comportamiento Aplicado (ACA) pueden ayudar a mejorar las habilidades sociales y comunicativas de su hijo.

Terapia ocupacional que ayuda a su niño a adaptarse a su entorno de vida cotidiano.

La terapia Cognitiva conductual puede ayudar a su hijo a enfrentarse a pensamientos y conductas negativas.

La terapéutica logofoniatrica puede ayudar a su niño a comunicarse mejor.

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