Se refiere al tumor de hígado maligno primario más frecuente, muy por delante de otros tumores malignos hepáticos como el linfangiosarcoma, angiosarcoma, hepatoblastoma, etc. Es una enfermedad que se da más en varones que en mujeres y de incidencia superior a partir de los 65 años. La causa desencadenante más frecuente de cáncer de hígado es la cirrosis hepática, enfermedad que subyace en la mayoría de los afectados con este tumor, sobre todo en los casos relacionados con hepatitis víricas y alcohólicas, aunque no todas las cirrosis acaban en cáncer de hígado ni todos los hepatocarcinomas asientan sobre cirrosis.

Personas infectadas con el virus de la hepatitis C (VHC), sólo el 20% desarrollarán cirrosis hepática, estos son los de mayor riesgo de desarrollar cáncer de hígado.

Virus de la hepatitis B (VHB): Es el principal agente causal de cáncer de hígado a nivel mundial, considera el segundo carcinógeno más potente después del tabaco. Hay un estudio que demuestra que el riesgo de sufrir cáncer de hígado es 100 veces mayor en los portadores de antígeno contra el virus de la hepatitis B que en los no portadores.

Aflatoxina: Toxinas producidas por hongos del género Aspergillus que abundan en alimentos vegetales almacenados inadecuadamente en ambientes húmedos. Es carcinogénica, ya que produce mutación del gen supresor de tumor p53.

Alcohol: hay una relación directa entre el consumo de alcohol y el riesgo de desarrollar cáncer hepático que casi se duplica entre los bebedores de 100 gr/día.

Los síntomas más frecuentes de cáncer de hígado son el dolor abdominal, pérdida de peso, astenia intensa (cansancio), sensación de saciedad precoz o plenitud pospandrial (al acabar de comer), distensión abdominal, ascitis (acúmulo de líquido en la cavidad abdominal) o ictericia (coloración amarillenta de la piel por una elevación de la bilirrubina). Otros síntomas pueden deberse a la existencia de metástasis.

La eficacia de la quimioterapia en el cáncer hepático es modesta, ningún esquema de monoquimioterapia o poliquimioterapia ha demostrado tasas de respuesta mayores del 25%. Se han utilizado regímenes basados en antraciclinas, 5FU, gemcitabina o capecitabina sin ningún impacto sobre la supervivencia global. Los esquemas con poliquimioterapia sólo aumentan la toxicidad, sin tener mejores resultados. Es por ello que hay que buscar otras vías de tratamiento.

El cáncer de hígado puede afrontarse desde diversos tratamientos, que dependerán del estado del paciente y del tumor.

La resección quirúrgica, junto con el trasplante y la ablación son las únicas que ofrecen posibilidades de curación:

Resección quirúrgica

Los mejores candidatos para una resección quirúrgica son los que tienen tumores únicos, están asintomáticos y tienen una función hepática conservada. En estos casos se pueden conseguir tasas de supervivencia a los 5 años del 70%. Los factores predictores de recurrencia son la invasión vascular, presencia de lesiones satélites, bajo grado de diferenciación, el tamaño del tumor, el nivel de AFP y los márgenes de resección positivos.

Trasplante de hígado

Esta es la mejor opción, ya que extirpa la lesión y además cura la enfermedad hepática preneoplásica que hubiera. Los mejores candidatos para un trasplante son aquellos con tumores de menos de 5 cm o con dos o tres tumores menores de 3 cm. Si el paciente cumple con una de esas dos condiciones, que se han denominado los criterios de Milán, se establece que el paciente puede ser seleccionado para trasplante, pues se obtiene una supervivencia similar a los pacientes sin cáncer hepático.

Ablación

Se trata de aplicar energía térmica (calor) por radiofrecuencia mediante un electrodo directamente sobre la lesión. Se recomiendan para lesiones menores de 3 cm (aunque sean múltiples), siempre que estén en el interior del parénquima y alejadas del hilio hepático (entrada del hígado), de grandes vasos (porta, vena o arteria hepática) o de otras estructuras próximas como estómago, colon o vesícula biliar, por el mayor riesgo de perforación de estas estructuras debido al calor. Tiene respuestas muy buenas (tasa de recurrencias del 5-20%) y con excelente tolerancia por parte del paciente.

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