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El síndrome de fatiga crónica se caracteriza por un cansancio extremo y prolongado que no está relacionado con un esfuerzo previo ni mejora con el descanso.

No tiene cura, pero hay tratamientos que ayudan a los afectados.

Al presentar síntomas tales como adenopatías, dolor de garganta, cefalea, etc. muchos pacientes recorren infinidad de consultas de especialistas y centros médicos en busca de otros diagnósticos que tienen una expresión clínica similar. En la actualidad no existe un tratamiento que consiga curar el síndrome de fatiga crónica. Existen, eso sí, varias líneas terapéuticas que, de forma combinada, permiten al paciente llevar una vida cercana a la normalidad y convivir de manera razonable con este problema.

La terapia cognitiva-conductual permite una mejor adaptación del paciente para asimilar como es vivir con su enfermedad y cómo afecta a su entorno y a él mismos los cambios que conlleva el SFC. Esta debe ser impartida por profesionales (psicoterapeutas) en sesiones de unos 60 minutos, no menos de 4-6 meses, y es esencial que se aplique desde el principio del diagnóstico. En ocasiones ha mostrado beneficio la terapia grupal, donde cada paciente exprese y conozca todas las vivencias de los casos de este trastorno.

Es recomendable realizar ejercicio físico.

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