Cuando la rodilla está tan dañada y todos los demás tratamientos han fracasado, se puede realizar el reemplazo de la articulación de la rodilla por una prótesis.

Existe una amplia variedad de opciones que permiten al cirujano personalizar la prótesis de rodilla dependiendo del daño, de la edad y del nivel de actividad física del paciente.

Tratamiento con células madre en la artrosis y lesiones del cartílago es una opción que está todavía en fase de estudio pero que ofrece unos resultados muy buenos en términos de mejora del dolor y aumento de la función de la rodilla, pudiendo retrasar o evitar, la necesidad de intervención o la colocación de prótesis en los casos de artrosis».

Cuando el deterioro de la rodilla y el dolor impiden caminar, está indicada la sustitución de las superficies articulares por una prótesis. Son reproducciones de los huesos que forman la rodilla, fabricados con diversos metales y materiales plásticos que favorecen la flexión y la extensión de la rodilla.

La intervención quirúrgica dura una hora y puede requerir trasfusión sanguínea.  La intervención quirúrgica se realiza bajo anestesia general o epidural. Es necesario efectuar una incisión para cortar y extraer parcialmente la parte de los huesos -fémur, tibia y peroné- situada en la zona próxima a la rodilla, para sustituir la articulación por la prótesis.

El tipo de implante que se utiliza depende del paciente, su edad y el estado en el que se encuentren los huesos.

Tras la intervención se puede mantener colocado un tubo de drenaje para eliminar los restos de sangre acumulados en las superficies de los huesos seccionados, drenaje que debe vigilarse para controlar el grado de hemorragia.

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