Los analgésicos potentes suelen tener efectos secundarios como náuseas y estreñimiento, así que a veces resulta peor el remedio que la enfermedad. Sin embargo, los científicos han creado fármacos que actúan sólo sobre los receptores que alivian el dolor y no sobre los que causan trastornos. Se han realizado pruebas clínicas de estos fármacos con enfermos terminales de cáncer, a fin de beneficiar a todo aquel que los necesite.
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