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La histamina es una amina biógena: esto quiere decir que es una molécula de bajo peso molecular nitrogenada que se produce por organismos vivos.

La intolerancia a la histamina es una situación en la que una comida normalmente bien tolerada en una persona sana produce síntomas por el contenido en histamina que no se descompone de forma adecuada, y se estima que afecta al 1% de las personas, sobre todo de mediana edad, aunque probablemente la cifra sea mucho mayor en la realidad.

Entre sus consecuencias se encuentra la aparición de trastornos principalmente digestivos (retortijones, diarrea, hinchazón), pero también pueden aparecer síntomas respiratorios, neurológicos o reacciones en la piel. Y entre sus causas, como la principal se identifica un déficit en el intestino de una enzima conocida como DAO, aunque suele asociarse a problemas digestivos como la celiaquía sin diagnosticar, el SIBO o alteraciones en la microbiota como la disbiosis.

La histamina es una sustancia fundamental para la vida que se encuentra en múltiples órganos y tejidos del cuerpo de forma natural. Es necesaria para un correcto funcionamiento del organismo, y para ello debe ser fabricada y liberada en los momentos oportunos, y en la cantidad adecuada.

Parte de las causas y consecuencias de la intolerancia a la histamina se encuentran en el intestino.

Los síntomas de la intolerancia a la histamina pueden ser múltiples, inespecíficos y mal interpretados, y pueden ser debidos de forma directa al exceso de histamina en el organismo. Otros síntomas son secundarios a la fabricación de catecolaminas de forma secundaria a la presencia de histamina.

Los síntomas digestivos causados por intolerancia a la histamina más frecuente son el dolor abdominal, habitualmente de tipo retortijón; así como la hinchazón abdominal y la diarrea. También puede presentarse con dispepsia, sensación de reflujo gastroesofágico y pirosis. Las náuseas son habituales. También hay personas con este problema en las que aparecen síntomas respiratorios, como tos, dificultad para respirar, o asma, además de mucosidad nasal y estornudos. En casos graves puede haber edema de lengua o de glotis.

La intolerancia a la histamina es un proceso difícil de diagnosticar porque los posibles síntomas son múltiples. Antes de pensar en una intolerancia a la histamina alimentaria hay que descartar que se trate de una alergia, realizando test cutáneos o determinación de IgE de alérgenos alimentarios. También se deben medir los niveles de triptasa para descartar una posible mastocitosis sistémica.

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