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La meningitis es un tipo de infección del sistema nervioso central.
Las infecciones neurológicas son uno de los problemas más graves de la medicina, pues la supervivencia del paciente depende fundamentalmente de que se detecten de manera precoz para proceder inmediatamente al tratamiento específico. La meningitis se define como la inflamación de las meninges, con la consiguiente alteración del líquido cefalorraquídeo. Este líquido es muy importante para el diagnóstico de la meningitis, pues su aspecto va a cambiar, o no, dependiendo del tipo de microorganismo que produzca el cuadro.
La meningitis se acompaña, en ocasiones, de un proceso de inflamación del encéfalo que puede conducir a una disminución del nivel de conciencia y otros síntomas que sugieren un cuadro más grave. Cuando sucede esto se conoce como meningoencefalitis.
La forma más conocida de meningitis, por su intensa gravedad, es la de causa bacteriana. Pero hay otro tipo de infecciones que también pueden llegar hasta el sistema nervioso y producir meningitis. De esta forma, otras posibles causas de meningitis son las infecciones de origen vírico (producidas por virus), que son las más habituales y más benignas; y las de origen fúngico (provocadas por hongos como la candida o el cryptococcus, y que son mucho más infrecuentes). Existen otros tipos de meningitis que son de causa no infecciosa; es decir, no son microorganismos los que originan la inflamación, sino ciertas enfermedades, tumores, parásitos, o reacciones a fármacos que no suelen encontrarse en el líquido cefalorraquídeo.
Las meningitis de origen vírico, las más habituales, se deben en su mayoría a enterovirus (causantes de infecciones intestinales), aunque también puede darse por los virus del herpes, el VIH, las paperas, o incluso el virus del Nilo Occidental. Muchas personas tienen meningitis viral en el trascurso de su vida y no son conscientes de ello. Uno de los puntos más importantes a la hora de diagnosticar una meningitis es diferenciar si la causa es bacteriana o vírica, pues la supervivencia del paciente no es la misma en ambos casos y, por consiguiente, la actitud terapéutica será distinta según sea una forma u otra. Por otra parte, el pronóstico de la meningitis causada por virus, sin encefalitis, es muy bueno. Suele curar sin secuelas en la inmensa mayoría de los casos. El pronóstico puede ser peor si se da en personas con alguna enfermedad de base o alguna inmunodeficiencia, o si ocurre en niños pequeños o ancianos.
La curación de la meningitis, entre el 5 y el 20% de los pacientes presentan algún tipo de secuela neurológica. Las secuelas neurológicas son más frecuentes en niños pequeños, ancianos y en la meningitis neumocócica. En la infancia, las secuelas más frecuentes son la sordera, el retraso mental y la epilepsia.
En la actualidad muchos de los niños se encuentran vacunados contra la mayoría de las bacterias productoras de meningitis.
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