La toxoplasmosis es una infección provocada por un parásito diminuto (Toxoplasma gondii) que puede vivir dentro de las células de los seres humanos y de los animales, sobre todo de los gatos y de los animales de granja.
Esta infección puede pasar inadvertida en la mayoría de las personas que tienen su sistema inmunológico intacto, permaneciendo de manera latente. En determinados individuos, cuando el sistema inmune se vuelve vulnerable o está comprometido, o en el embarazo, la infección puede reactivarse y dar síntomas, en muchos casos, graves.
Existen distintas formas de adquirir la infección:
- Ingerir productos de la tierra como verduras contaminadas (mal lavadas), con heces de gatos u otro tipo de felinos infectados.
- Ingerir carne cruda o cocida de los animales infectados.
- Ingerir agua contaminada.
- Desde la madre infectada hacia el feto.
- Transfusiones de sangre o donación de órganos de pacientes infectados.
Las personas que han sido contaminadas, pueden presentar los siguientes síntomas más frecuentes:
- Malestar general.
- Dolor muscular.
- Fiebre.
- Dolor de cabeza.
- Sudoración nocturna.
- Faringitis.
- Inflamación de los ganglios linfáticos en cabeza y cuello.
Las mujeres que se infectaron y desarrollaron anticuerpos antes de quedar embarazadas no infectarán a su bebé pero, en caso contrario, es muy importante tomar precauciones para evitar infectarse durante la gestación.
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